Soñando Travesuras
sábado, 30 de octubre de 2010
domingo, 29 de agosto de 2010

Para la dulce añoranza de los recuerdos inventados. Escribo:
Para que las palabras no se quejen de que no las recuerdo y las dulces flores que se me presentan, no sientan que las instancias de existir en mi mente no valen el cielo brillante de las mañanas. Para poder dormir sin un circo en la mente y despertar con ideas mal hiladas de sueños reales mezclados con fantasías de cotidiana vida. Doy mi tiempo a sangrar en tinta.
Una vida plasmada en letras sin causas y palabras fáciles escritas enredadas, me distraen del recuerdo de aromas lejanos y compromisos para mañana.
En fin, para morirme entre papeles fantaseados y no matar mi vida olvidándolos y esperándolos.
sábado, 21 de agosto de 2010

Mírame con tus ojos grandes, esos que me absorben. Si, esos. Los que me dicen que no corra, esos que me dicen que eres tan lindo, tan bello. Todo lo que algún día imagine al alcance de mi brazo y lejos de mi mano. La pequeña ya no llora, solo grita para echar a la bestia, esa la tentadora, la que destruía solo para amar. ¿amar a quien? Solo al aire, a la inconsciencia, a la soledad, a los abrazos de verdad y a los besos de mentira. ¿pero que tan distinto es eso de ahora? Nada. Solo el sujeto y sin macabros planes, grita la que lloraba, se suicida la asesina ¿de que? De pena, de nada, de ser llamada mala, bestia. Tal ves solo era el corazón, un corazón fuerte pero derrotado por la razón ¿quieres esto para tu vida? Y la otra, la asesina, solo responde ¿quieres vivir? Si, por eso es que estoy en esto mi bella.
domingo, 15 de agosto de 2010
Putada de Madre

Tras el velo rojo puede pasar cualquier cosa. Mi madre normalmente salía muy despeinada detrás de el y algunos caballeros muy adinerados, salían sobándose la panza tal como si habían saboreado una exquisita comida. La verdad yo no se que se encuentra detrás del velo, pero mi madre siempre me dice que cuando tenga edad, me la pasare todo el día detrás de la puerta roja.
viernes, 13 de agosto de 2010
Debajo de la monotonía del planeta

Para el día cuatro es jueves. Un jueves nublado donde por una extraña razón el agua nos flota en la cabeza. ¿Pero eso a quien le importa?. Para el día cuatro es de día y una bola gigante luminosa nos rostiza la mollera ¿Pero eso a quien le interesa? . Para el día cuatro es de primavera, al mundo se le ocurrió volverse una sicodelia del suelo al cielo ¿Nos iremos a morir por eso?. Para el dia cuatro al cielo se le ocurrió llorar, demasiado para mi gusto ¿Nos volveremos peces, por eso nos da tanta agua?
Bueno, yo solo puedo decir (al final del día ya) que para el día cuatro es un día laboral, sin preguntas para la gente del metro.
Arte poética
Misántropa
Mi sueño sería ser vieja. Me gusta la vejez, porque puedes recordar las cosas como no fueron, las hayas mas sabrosas con el gusto de la añoranza y más hermosas con los recuerdos inventados, esos que sirven de conectores para los momentos idos y que en realidad son los que le entregan la belleza al antiguo momento. Recordar amores idos, que su momento solo fueron pedazos de mal tiempo gastado y ahora son idilios. Poder tener una de esas antiguas maletas, de esas que tenía mi abuela llena de recortes viejos y fotos de gente que se parecieron a mi y nunca pensaron como yo. Personas metidas en una maleta, y no en un bolso, que vieron los mismos árboles que yo, que tal vez plantaron las araucarias que miro, esas mismas que no tuvieron escrúpulos en plantarlas y no tendrían para cortarlas. Ni vestigio de lo que es hoy. Ahora ya nada es como en aquellos tiempos, todos tienen miedo de la vida solo porque entienden la muerte, ya nada es como antes, donde los jóvenes actuaban como viejos de ahora y los viejos actuaban como jóvenes de antes. No me gusta ser joven, me gusta ser vieja. Me gusta vivir en un mundo que se fue y entenderme con la música que nunca ha sido mía, por todo eso y más soy hipocondriaca para poder ser achacosa, así nadie molesta y después de todo eso, mirar a las mariposas como eternas compañeras naranjas y añejas que puntualmente aparecen cuando nadie las llama.